Aguafuerte de homeopatico que te toca las tetas.

Estaban arreglando Pueyrredon. Eso de extender el subte H. Es una zona donde se mixturan mujeres judias ortodoxas, con sus peluquitas y sus nenes de camisa y pantalon de vestir,chocandos en la vereda con  las mucamas viejas que toman el 160 y se bajan mas alla de Temperley y vuelven agobiadas con sus bolsas de lo que me regalo la señora, y por ahi es un trapo que no sirve ni para fregar el piso, y tambien se arraciman en  los porteros, y los que viven en el centro en un monoambiente pero desprecian el suburbio.
Mucha gente y la entrada era señorial. No digo un petit palace, como el Instituto Argentino del Diagnostico o el Otamendi (esos si que son palacetes de ricos) pero un departamento donde  antes de entrar al ascensor advertis que los pisos son amplios y los muebles son viejos y aparatosos y que posiblemente ningun adolescente viva en ese edificio. No seria justicia.
Yo estaba decepcionada de la medicina. Me cansaban los médicos que no me daban mucha bola, porque después de todo mis impresiciones hacian que no hubiera una buena enfermedad de la que agarrarse para tener una identidad: diabetica, por ej. o con la tiroides para tomar algo comme il faut.
No, lo mio era, como te puedo decir, la idea de que podria estar mejor, que sentirse bien era otra cosa. Un conocido que no vacunaba a su hijo (por lo menos al pequeño, los del otro mastrimonio, grandes como los mis tal vez lo hubieran hecho) me recomendo a un homeopatico.
Pero no era un homeopatico de esos que te atienden en casas de mujeres que le prestan los livings y te tratan desde un alcoholismo a una obesidad pasando por los siempre bien rentables nervios.
No, era un señor grande, homeopatico, de esos que dan clases, que te atienden con guardapolvo y que son semiologos. Es decir que te estudian por los sintomas y no te recetan a la sanfason.
La secretaria me dio un interrogatorio muy largo para llenar: quede fascinada por la pregunta de si las tormentas me hacian mal ¿que siento yo en las tormentas? No lo se. Hay tormentas muy importantes que es como que te dan animo, que te sentis poderoso como si fueras moises y estuvieras arriba de un monte, asi parado, blandiendo las tablas de dios... Especialmente las tormentas son hermosas si estas en un lugar seguro. Con las patas en el agua, cagado de frio, con miedo, la tormenta es un loco malo.
Me cobró ¿que te puedo decir? en plata de hoy diez lucas. Pero yo soy como una creyente, le puse fe, el doctor me iba a ayudar a encontrar mi eje, sentarme en mis isquiones, alinear mis chacras y todo eso dandome unos globulitos. El tipo tenia con que, era un doctor con la pared llena de titulos (jamas he puesto un titulo mio en la pared y la verdad es que tengo algunos terriblemente cojunudos, de posgrados de la uba, que son para limpiar con brasso, y sacarles luste, pero yo se, yo se. (nada sirve, nada sirve, estamos en pelotas siempre):
un encumbrado homeopatico que no me iba a dar venenos para la sangre sino el dejo de un dejo de un elemento sutil y maravilloso que andando por mi sangre, y por la saliva sublingual iba a traer a mi vida decoro, armonia, don de gentes, y sobre todo un aplomo y una sabiduria que ningun psicofarmaco de mierda podria traerme.
Porque la homeopatia tiene algo poetico ¿sabes que se diluye algo tantas veces que cuando ingresa la magia te coloniza suavemente?
El homeopatico tambien era un clinico y me toma la presion. Pero cuando me osculta, al chabon (un viejo de verdad, y eso que yo soy una señora muy mayor con menos glamour y sex appeal que Norma Pla) se le ocurre tocarme las tetas.
Si señor, lo que ud. escucha.
Primero me agarró la incredulidad. ¿este tipo me esta tocando las tetas? Naaaaa.
Despues me puse a pensar que sentia. Nada sentia. Si me hubiera tocado el codo hubiera sido lo mismo.
Pense en un momento y si lo mando a la reconcha de su puta madre?  Fue un segundo o un minuto o dos. El tiempo que un cardiologo tarda en auscultarte.
No te digo que me ataco el pudor. El pudor es un subproducto del impacto psicologico de la turbacion que te genera algo sexual. Ahi, de mi parte, sexual no habia nada. Mi cuerpo estaba ahi, y solo mi mente pensaba en lo mucho que habia gastado y en lo triste en que me hubiera preguntado por escrito que sentia cuando habia tormentas.
Creo que me receto algo sin gracia. Lo busque en gugle.
Prefiero mi autorreceta de ignatia amara para los tiempos dificiles aunque no se nada de homeopatia,por lo menos me sale gratis, la homeopatia no te hace mal y si tampoco te cura casi que no me importa.
Lo que fui a buscar no lo encontre.
es es el sino de mi vida.
por eso sigo buscando. Cuando lo encuentre voy a saber que era.

Comentarios

Moscón ha dicho que…
Mientras buscás reíte un poco:
http://carnespodridas.blogspot.com.ar/2013/01/homeopatia-de-urgencias.html
vodka ha dicho que…
el ser humano es un bicho raro o como las mosquitas que buscan el fluorescente. Me recague de risa, Alejandro.
A este homeopatico lo mato la lujuria!
Nanda ha dicho que…
siempre me hacen reír tus relatos, son una buena receta para el desaliento!

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