la delgada linea entre seguir intentandolo y darse cuenta que es hora de darse por vencido.

Se podrá decir de mi cualquier cosa.
Menos que soy empecinada.
Pero con las personas me pasa algo raro. Hagamos un "suponiendo".
Supongamos que alguien me cagò, me ninguneo, digamoslo con todas las letras: no me da bola, no me devuelve lo que yo espero -vanamente- que advenga, algo tan sencillo como preguntarme que me pasa si estoy triste, venir a mi fiesta de cumpleaños que casualmente cae el mismo dia del recital gratuito de Silvio Rodriguez en la Plaza, algo banal como tenerme en cuenta.
En ese caso me vuelvo idiota. Hubo de haber un amigo que cuando nacio mi segundo hijo (y el vivia en la otra cuadra de mi casa) no lo vino a conocer en su primer mes de vida. Otra amiga que cuando se separò se alejo de mi como si yo tuviera peste y personas a quien yo quiero con un cariño profundo y sincero que no me han acompañado en cosas sencillas como la palabra justa en el momento en que esa palabra era mas importante como el vaso de agua al sediento.
Gustavo, a quien le preste una guitarra y me la devolvio rota sin avisarme. La otra que no me invito a su cumple simplemente porque invito a un tipo que me cago como por arriba de un puente...
Estos ejemplos no hablan de ellos, hablan de mi.
Siempre, con las personas, sigo intentandolo y cuando me doy cuenta que es hora de darme por vencido, se me pasò la hora.Ya estoy lastimada.
con las personas soy empecinada
Mala mia.


no es bueno hacerse de enemigos, que no esten a la altura del conflicto, canta Fito.Me gusta mucho esa cancion,
https://www.youtube.com/watch?v=fTCMNcTjAD8

Comentarios

Moscón ha dicho que…
Síntomas de un claro síndrome descrito por primera vez por el gran poeta y barbero ítalo-ruso Igor D´alla Tengo del siglo XVIII, que lo denominó así:
"Me da asco, pero el sorete me lo masco".
José A. García ha dicho que…
Algunas veces no nos queda más que volver a confiar y esperar a que nos caguen nuevamente...
Todavía hay quienes confían en las amistades, pero no suelen ser los enemigos quienes no están a la altura del conflicto sino los aliados. Esa es la peor parte, porque te lleva a pensar que tanto esfuerzo no sirvió, después de todo, para nada.

Supe tener un montón de amigos, todo el curso del colegio donde hice el secundario (éramos más de 30 pibes), pasaron 15 años, si los veo en la calle ellos no me reconocen, ni tampoco a la inversa.

Quizá sea creer menos en las cosas y vivirlas sin más, pero nadie dice que eso sea posible. O siquiera que se pueda.

Suerte

J.

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