La loca en el negocio

LA LOCA EN EL NEGOCIO


Calzaba setenta años
o alguito así
flaca por morfi escaso
piernas largas
los tacos altos para el desguace.


Las piernas demasiado desnudas
hasta los muslos
casi seguro que agachada
quedaría su sexo
gritando al aire
ni se si llevaba pollera
pero tenía un sacón de piel
que le debe haber quedado
de los buenos viejos tiempos


Cuando entró
las empleadas
susurraron estrategias
para sacarla del negocio
frente a mi silencio canalla
o simplemente cómplice


Te caía la ficha de solo verla
la loca
vestía como una mina que va a una cita
pero todo derrumbado
se había pintado
con detalle
como solo las locas hacen
Yo me pregunte si habría una forma dulce
de pedirle que se retirara
sin que duela
¿como explicarle del olor que tenía
que su arreglo minucioso no bastaba?


Señora, acompañemé
le habrán dicho
agarrándola del codo
evitando el escandalo.


Por ahi fue linda de joven
las que no lo fuimos seguro que de locas
iremos con baton, como mendigas
Era imposible no reparar en ella
no sopesar su deterioro
no pensar en el visón
estragado por la polilla.


Mejor muerta, pensé
sin saber si te estoy hablando
de ella o de mí.



.

(me da ganas de ilustrar estos versos con una foto de Alda Merini, una poeta que supo de la locura y el manicomio, que escribia cosas como
A quien me pregunta
cuántos amores he tenido
le respondo que mire
en los bosques para ver
en cuántas trampas ha quedado
mi pelo. 



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