versionandome.

El sábado hice un relato (forzado me salió) sobre la pintura de Magritte sobre un asesino que se quedó tildado escuchando un gramófono, mientras lo acosaban 5 policias, y la bella, muerta en la cama.
Trate con poca felicidad de impostar relatos de genero de los años cuarenta en sus pésimas traducciones al español . Quería que sonara engolado y presuntuoso.

Pero en la escritura cuenta la trama, no solo el lenguaje. Asi que agarrando la misma trama y escribiendo sobre el word del cuento presuntuoso, cambiando lo necesario, lo reescribí como si fuera conurbano y popular.
A los dos blogueros lectores de esta nueva trama les gustó.
Si lo decis de otra manera, es otra cosa.
A las pruebas me remito


el oficio de la victima



En Morón siempre fuimos de festejar el carnaval y hace unos pocoas años unas murgas del Oeste que vienen a practicar a la plaza, porque ya se sabe que en el Oeste está el agite
Fue justamente un 18 de diciembre, como hoy.  Lo recuerdo bien, por que había un encuentro de murgueros que se congregaba en la plaza para ir al obelisco y la calle estaba llena de tambores y trajes brillantes.
Siempre hay problemas, Morón es una ciudad desprolija, llena de colectivos y vendedores callejeros. En cuanto a la musica, nunca falta un tipo que te ponga a Divididos al Palo a la hora de la siesta. Y no es extraño que sientas cuetazos por que alguno choreó a otro y uno de los dos sacó un chumbo y se sacó las ganas. 
En cuanto a la música del departamento de al lado, a mi no me molestaba nunca, me ponía feliz saber que allí vivía la Jessi.
Vivíamos en ese ph algunas familias, viejas solas y parejas transitorias que alquilaban  porque el lugar será una porquería pero es barato y queda cerca del tren. 
Este ph está totalmente deteriorado, con el frente descascarado y se nota la humedad de los cimientos, y en el pasillo siempre encontras a alguien fumando porro o algun pendejo jodiendo con la pelota. Pero en ese momento mi vieja baldeaba una vez por semana y sacaba rajando a los porreros o a los pibes y sacaba las bolsitas de nylon que el viento acumulaba alli.
 Mi departamento era de los grandes, antes de morir mi vieja usaba el living para tirar las cartas  y todavia vienen mujeres cada tanto buscandolá.
Yo había perdido el trabajo y si bien era murguero de ley no había ido al encuentro en la plaza. Mi traje estaba encima de la cama, reluciendo y la pintura de la cara en el baño.No había logrado cumplir mi proposito del día. No le había mandado a la Jessi el guasap que escribí para invitarla a las marcha de la murga y eso que tenía quinientos pesos para ir al telo si me la podía levantar. Ella y yo viviamos solos pero quería homenajearla, llevarla a un lugar pulenta que me habia apuntado, cerca de la Casa Rosada. De haberlo hecho hubiera sido la salvación de la Jessi y tal vez mi perdición.
Inquieto por el asunto del guasap no enviado, me asomé al pasillo y lo que ví fue asombroso. De la ventana  que sigue a la  mia, tres policías - lo supe después- estaban ortibeando el departamento de la Jessi.
Estaba aterrado No me gusta la policía, ni siquiera los pitufos de la local. ¿como podían espiarla tres hombres? Ella los hubiera sacado cagando Era la mas linda de las mujeres de Morón Yo sentía que era muy mayor para abordarla, apenas la saludaba, moviendo mi cabeza con un gesto cuando nos encontrábamos en el pasillo y una vez ella me sonrió cuando la ayudé con una bolsa de Coto que no podía cargar. Casi me muero de vergüenza. y temí que me sacara carpiendo.
Se lo había contado a un negro que habían echado de la fabrica al mismo tiempo que a mi, una noche y el me daba manija para que la encarara. Decía que los 20 años que nos separaban no eran problema y yo era un gil laburante que en cualquier momento conseguiría trabajo y que en el barrio todos sabían que era buen tipo, y que los chabones de la edad de ella eran todos unos tarados: QUe la Jessica tendría que agradecer que yo me la quisiera levantar y hacerla una señora. No me di cuenta entonces que se estaba riendo de mi, y que cuando dijo señora estaba hablando de otra cosa.
Me había ido animando y por eso había pensado en decirle que fuéramos con las murgas a la capital y después, si había resto, llevarla al telo y a tomar algo, porque la plata me alcanzaba para la cervecita helada de la previa
Por eso estaba furioso con lo de los canas espiandola. Salí al pasillo muy asustado y confuso, con la determinación de ir a golpearle la puerta y sacarla de esa situación. Mi sorpresa fue enorme cuando vi su puerta abierta de par en par, y frente a la arcada de la pieza,  otros dos hombres con sombrero de hongo (después también supe que eran policías) flanqueandolo  Ambos estaban armados: uno con una red, de la que usan para rescatar suicidas que se tiran de las terrazas de los edificios, el otro con una porra.
Me miraron con desprecio y me indicaron con los ojos que salga de allí. Yo, sin embargo, me quede mirando a los de la venta frente a frente, desde el patio de la Jessi. Y ellos me miraron.
Por eso no pude verla desnuda en la cama, con la boca sangrando, depilada como una que nacio recién. Una lastima, jajajja Eso me lo contaron otros que salieron a bichar cuando se armó el quilombo. Parece que yo era el unico boludo en todo Moron que no sabía que la mina que recibiá hombres a cambios de guita Y que todo ello sucedía durante todo el día, y yo ni apispado. Ella escuchaba por las noches cumbia santafecina y por eso, parece ser, que jamas habían atravesado nuestras paredes los gritos de los clientes
Atronaba una cumbia del Polaco Dicen que el que la asesinó era uno de los que venían con frecuencia. Dicen que la Jessica estaba mas junada en Moron que el vermú con papas fritas
Desde ese año, la murga y la cumbia santafecina, me quedó asociada al olor del hospital en la nariz denso e inolvidable, porque  un cana me dio un golpe que termino con un desmayo cuando traté de meterme a ver que carajo hacían ahi y luego,  desmayado  me sacaron de allí, con el asesino y la Jessica, en dos bolsas de forenses. Los vecinos me contaron que  fue ahorcada con una tanga blanca que yo había visto muchas veces en la soga y él, con la cabeza destrozada a garrotazos, y encima yo sangrando un poco por la boca porque el tipo para noquearme me dio sin asco, pero sin el bochorno de estar consciente mientras pasaba. Ella y yo, sangrando por la boca.
Los quinientos pesos me los gasté en porro, fernet y coca cola. Los hombres somos idiotas cuando nos enamoramos y las minas flor de hijas de puta.

Comentarios

El Demiurgo de Hurlingham ha dicho que…
Ambas versiones me gusta, la otra reproduce cierto estilo de policial negro.
Esta versión podría ser una nueva clase de novela negra. Y está el tema trágico de la muerte violenta de la mujer deseada.
Bien escrito
vodka ha dicho que…
gracias, uno podria agarrar cualquier parrafo de cualquier texto y pasarlo por el tamiz de distintos generos y saldría algo asombroso, jajajaj

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