un cuento del otro blog.

lo raro de tener dos blogs (tengo tres, tengo mi novela guardada en un blog hecho para eso)es que a menudo se me confunde que postear uno  y que en el otro.
Este cuento es a todas luces para la sirena ahogada en vodka.
Estoy corrigiendo los post viejos porque me agarró un berretín que a medida que pasan los dias cada vez me parece mas una pelotudes ¡hacerme un libro con los post mas literarios!!!
Entonces, en esa correccion de acentos y redundancias, leí nuevamente Pesadilla en Rojo y me di clara cuenta de que es un cuento de la sirena, la pequeña putilla de puertos


PESADILLA EN ROJO
Abrí los brazos en cruz y subí a los cielos sin esfuerzo, me puse a planear sobre aquella ciudad que era como un pozo encendido. A poco de cumplir cuatrocientos años la vieja ciudad albergaba alucinados generales que se desayunaban cada mañana creyéndose dioses, y la recorrían por aire y tierra, en ululantes corceles de cuatro ruedas, cuyos belfos olían a petróleo quemado.
Esa noche mi corazón fue pura estopa.
Y vos casi un crío. Yo te busco allí para salvarte en la ciudad desierta. Los pobres cursos de agua, algún día dignos ríos, largaban vapores de miasmas, como si cobijaran pus y no agua. Imaginate la  ría guardada entre piedras, totalmente seca. Y derrumbándose su vieja arquitectura de argamasa .Puentes cayendo, claro, sin agua turbulenta que justifique. Empiezo a caminar sobre el derrumbe.
No conozco los nombres de  calles y  aterrizo, temerosa del cielo que se ha vuelto de ominoso cartón encendido. Fuego. No puede ser que haya fuego en el cielo y un ojo dentro de un triángulo y el ojo llora solo sal, sin agua. Es que dios no estaba allí esa  noche.
Es que no hay ángeles para mí esta noche.
No conozco las calles pero te busco entre la ruinas de teatros y conventos. Escenografía de ciudad colonial, recorro  iglesias ardiendo. El papelito de oro de los altares se arruga como basura. El oro es basura y los santos yeso roto.
Los coroneles y almirantes se ríen como calaveras en algún lado que no veo, solo aullidos, gritos, pedidos de inmediata muerte. El aire hiede a cianuro.
Y vos sos casi un niño y no me logro despertarme de este sueño. Acá, en la escena de mi cama las sabanas son hielo y yo toda estopa ahora. Allá vos confías en mí. Y yo no te encuentro. Es mi única oportunidad en la vida. La justificación de mi estirpe. Salvarte.
Corro por la ciudad toda desierta, sin nadie en las calles, ni en los edificios, ni en ningún lado. El terror a las hogueras, caminando de noche, huyendo para adelante Buscando para salvarlo a un niño-hombre que no conozco. Crepitar de papeles escondidos, de libros que se desentierran y se agusanaron, cuando al tocar el aire de la noche roja y fría se deshacen como manoseadas alas de mariposa.
Ampollada mi piel por el frío abrumada por mi propio olor a estopa, mi corazón podrido de lastima, ulcerado de mi, al cada sístole a cada diástole,  se me sale como coagulo de sangre por la boca y la nariz, sin esperanza, de un galpón me llega el rumor de palabras de gente que habla como si rezara y adentro arde una fogata y me voy acercando lentamente para preguntar si estas vos, imaginando que te reconozco y te salvo, (es que se tu olor, se de tus manos), me agarra como una esperanza en ver seres humanos .
Al acercarme escucho mejor: no eran rezos, sino lamentos de muerte,
No puedo dejar de entrar al galpón a preguntar por vos. Yo no se tu nombre, se que sos un niñohombre y que soy tu ultima esperanza, que no puedo fallar, que tengo que arrancarte del borde del horror y llevarte a lugares sanos donde el cielo no sea cartón y el río pus y pueda acunarte, como si en vez de doce, trece años, tuvieras dos y fueras mi hijo.
Estoy llorando rojo. Estoy llorando sangre.
Adentro el ruido se amplifica. El fuego no era bueno. Las llamas lamen lasciva y vorazmente carne humana. Tipos totalmente sacados y mujeres gritando como locas y en medio una gran pira veo ardiendo un niño hombre y escucho el crepitar de su piel quemándose al calor del fuego, la grasa derritiéndose y los gritos desesperados del niño hombre y si no estuviera invalida y quebrada quisiera  huir, volver a mi cama, decir no es cierto na, yo se que lo estoy soñando ... salir de ahí, olvidar malos presagios  y sin embargo me topo con los ojos de un coronel que me mira, que me ve. 
El coronel  me ha visto y me dice: Dios ha muerto.
Y me dice vos no hiciste lo que deberías.
Nunca despertare de ese sueño. Y con la noche boca arriba todo paso distinto

Comentarios

Darío ha dicho que…
Esta es una pesadilla, que a veces, se hace realidad. Al menos, es lo que me dijeron.

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