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Mostrando entradas de septiembre, 2014

Andruetto por dos.

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Dos mujeres en la misma semana me mandan leer a Maria Teresa Andruetto, contemporanea. Yo me imprimo el cuento y se los presto a uds. Todo movimiento es cacería María Teresa Andruetto                        el universo es un oscuro claro                         andante bosque/ donde todo                         movimiento es cacería.                         Amelia Biagioni.      Diana había redactado el aviso cuatro noches atrás, mientras Galia decoraba la casa y Verena diseñaba los detalles del menú. Desde el comienzo fue así: Verena  se ocupaba de los asuntos de cocina y de la maceración de las carnes con adobos y pesadumbres que había aprendido a preparar en las Misiones Africanas. También Galia colaboraba a veces en la preparación de los platos, aunque no del plato fuerte; con ése sólo se animaba Verena, que había estado en Boca do Acre y a orillas del río Das Mortes y llegó una vez hasta Niamey para aprender entre salvajes -casi muerta bajo el sol- a cond

la criba

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¿y si consiguiera una criba? un implemento rudimentario para dejar que lo bueno corra y atrapar el polvo, los grumos de lo que me ensucia este alma Si me hiciera de una criba zarandearía la tristeza para quedarme solo con los frutitos de la nostalgia que son rojo brillante como las bolitas venenosas de ese arbusto que mi abuela agarraba con alambres a la casilla del supergas Del sexo, colaría lo olvidable lo mecánico el sinsabor del gesto vacío repetido como mueca. para hacer una montañita con el  éxtasis y el hálito cálido y mojado del encuentro cierto. la alegría se iría toda como agua por mi criba sin dejar residuos. En el colador de mi criba quedarían los cachos de desamor los pedazos de desaliento esas cosas que espere y no fueron como coágulos espantosos. Necesitamos purgarnos el corazón, hermanito. separar la lenteja de las piedras Si no te diste cuenta estamos tocando fondo

asombradas, consternadas, aleladas.

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Conversación Adentro no pasan cosas importantes. Por eso salimos al crepúsculo y prende un cigarrillo. Me dice qué cosa que es la noche. La miro apoyado en la baranda pensando que tal vez todo es así porque la vida es eso y no hay fisura, apenas un rostro a contraluz y entonces pasa el río que va por otro cauce y me doy cuenta de que acaso hay un abismo y un vértigo también. No hay duda de que estamos profundamente solos, ajenos en la fe como en la carne y apenas nos rige una ilusión y no es la misma. Jorge Fondebrider (Buenos Aires, 1956), inédito

un poema de la sirena

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Ácido corroyendo metal para hacer grabados: química del arte Así la espera templa la nada. Interpelame, ausencia de lo todo buscador de señales planeta girador solo y pelotudo en el abismo de lo inabarcable y negro que de solo pensarlo provoca arcadas Buscona de sentido clocharde mendigando ya sabes lo que alcoholizada en palabras descocida y zurcida por talibanes de almas Decí que tengo la luna que es como una biblia abierta a chapucear sentidos compañera. y la sangre, que sigue nadando en los tubitos de las venas como si tal cosa el hálito de septiembre me sopla en la nuca: empujà el carrito sirena cartonera.